El tirón veraniego de la vela, el windsurf o el surf no debe dejar de lado las necesarias medidas de seguridad y urbanidad.
La multiplicación de la demanda en estas fechas puede influir en el grado de cumplimiento de las normas de seguridad y urbanidad, muchas veces obviadas por tratarse de prácticas temporales y de carácter aficionado.
Diez días de tiempo, el contacto con una escuela federada, la ausencia de problemas cardiorrespiratorios y estar dispuesto a gastar alrededor de 250 euros son las únicas condiciones para iniciarse en ellos.
Esta facilidad de acceso se plasma en más ocasiones de las deseables en el olvido de unas reglas, algunas escritas y legisladas, otras tácitas, que intentan evitar el peligro para quien lo practica y para quien comparte las aguas.